Todo comenzó en mi quinto año, cuando ya no podía más... No maté a nadie, solo herí... Mi arma fue arma blanca, nada complicado, solo unas uñas largas y filosas... Nadie nunca me olvida después de lo ocurrido; todavía hay quienes me saludan cuando me ven en la calle... No, no me molesta que me “digan cosas”, al contrario, me enorgullece...
En sexto año también ataqué. Me aplaudían cuando me veían. Ese reconocimiento me alegraba los días, hasta que mis mentores se enteraron de mis acciones. ¡Fue horrible! ¡Me cambiaron de clan! ¿Lo peor de todo? Fue un cambio con amenazas. Tenía que cambiar mis actitudes para poder terminar mi misión. ¿Si no? La misión era terminarme a mí...
El día antes de irme me cambié. Me cambié el pelo, la piel, la cara y para cambiar correctamente, cambié mi personalidad. Lo hice por ellos, mis mentores. Lo que ellos no sabían era que yo iba de encubierta. ¡Un nuevo clan no significaba que cambiaría! Un nuevo clan significaría cambiar mi historia...
Llegué. Nadie me reconocía... Sabían de mi otra yo y de sus historias, pero no sabían que yo era esa otra: era perfecto. Era perfecto hasta que conocí a los integrantes del clan... ¡Horribles! El ambiente en que vivían era lo ideal para mí... ellos, no tanto. No ataqué, ni ese día ni ese año.
Iba un año desde el cambio de clan y todavía no había hecho nada. No había que hacer, mejor dicho, no podía hacer. Estaba bajo amenaza de mis mentores y de los jefes de todos los clanes; claro, desde antes del cambio. Todavía nadie se ha dado cuenta de quién yo era verdaderamente. Ese año tampoco ataqué. Se sentía tan raro... No ataqué, ¡y no tenía planes!
¡Llegó un miembro nuevo al clan! ¡Lo odio! Era de mi antiguo clan y él sabía que andaba de encubierta. ¡Lo odio! Dos años sin nadie saber nada y llega este idiota y le dice todo a todos. ¿Pueden creerlo? Arruinó mi vida y mi reputación. Nunca fui vista con los mismos ojos. Aunque, en el lado positivo, la “nueva miembro” del clan no era una broma, la “nueva miembro” del clan ahora era temida... Respetada, digamos respetada, me gusta más...
¡Tenía que hacer algo! No saben lo furiosa que estaba. ¿Qué hice? ¡No diré! Lo que sí diré es que en dos años maté a dos... Los maté. Les arranqué sus pobres y miserables corazones. No me arrepiento... Todavía guardo estos órganos. Uno, en una jarra congelada y el otro, en una caja. ¡Son mis tesoros! Después de dos años en silencio y dos de aventuras, necesitaba un pequeño recuerdo de mis ataques. Llamémosle: mis reliquias...
¡Mi último año en este clan! ¡Al fin! No saben lo feliz que estoy. Debo admitir, extraño mi clan original. Podría hasta decir que lo necesito. Necesito a mis seguidores y admiradores originales. Van seis años desde que no los veo ni me comunico con ellos. Claro, los clanes no se comunican, se pelean...
Mi último año en un clan y la noticia que me dieron no sabía si era para bien o para mal. Una de mis seguidoras se unía a este clan. ¿Por qué? En el último año que un miembro está en un clan no se deben permitir cambios. ¿Qué habría hecho? Y no fue lo que hizo, fue el porqué. ¡Me extrañaba! Quería cambiar en su último año para estar con su ídolo encubierta. ¡Mentiras! La estúpida me quería seguir los pasos. ¡Qué no me salga impostora!
Me propuse un proyecto grande para mi último año. Decir la verdad. Voy por buen camino. Le dije la verdad a la instructora novata y le dije la verdad a la instructora antigua. ¿Qué verdades? Las de ellas... Las que las instructoras necesitaban saber de ellas mismas... ¿El respeto que yo tenía? Aumentó... El último año como miembro de un clan me va: perfecto.
Y poco a poco se acerca el final. No sé qué tipo de final es... ¿Mi final? ¿El final de pertenecer a un clan? ¡No sé! Pero me alegra saber que seré independiente, que no necesitaré a nada ni a nadie... Me pasa algo que no me había pasado antes... Me siento rara, me siento débil, me siento necia... Se me ablandaba el corazón.
¿Sentimientos? ¡Mierda! Lo que sea menos sentimientos. Después de tanto tiempo de ser respetada y de ser la fuerte ¿qué voy a venir yo con sentimientos? ¿De qué sirve? La única vez que lloré fue cuando llegué a un clan por primera vez y fue porque olía, o mejor dicho apestaba, a sangre. Por eso no le temo a esta.
¡Casi me olvido! ¿Sabes cuál será mi regalo de despedida del clan? ¡Emparejamiento! ¿Sabes qué pienso sobre eso? ¡Estúpido! Tengo el reconocimiento de la miembro más infiel de un clan y me quieren de mentora. ¿Lógica? Nivel negativo cero. Le deseo éxito al que sea que me vayan a dar de compañero... ¡Suerte, amigo!
Ayer andaba de encubierta. Hoy vuelvo a ser yo. Me quité todo lo que me cambié. Todos los miembros del clan me vieron. ¿Sorprendidos? Eso fue poco. Muchos lloraron, de honor o de miedo, y me causó cierto placer... ver lágrimas. Abracé al que me abrazó y sonreí al que me sonrió. Al resto, les pagué con la misma moneda...
Ya pasó el tiempo y en estos instantes me revelarán mi futuro compañero con el cual tendré que ser mentor de algún menor. No sé si tener miedo o si estar contenta. Tengo unas ansias... ¡Podré ser la mala del clan, pero me tratan como la reina! ¿Sabes a quién me dan de pareja? ¡Al más deseado! ¡Qué pena que tenga que ser mío!
El no dudó en aceptar el emparejamiento. O sabía que iba a estar bien protegido o simplemente no le quedaba ningún remedio. Dejé que me mirara a los ojos por cinco segundos y luego, lo ataqué. Le entré a puños. Necesitaba saber si era hombre suficiente para andar conmigo. Sorprendida estoy. No se quejó. Era perfecto. Todo el mundo me miraba. Faltaba yo en aceptar o en negar a ese hombre. Dije que sí... por pena.
Nos mudamos al mundo real. Dos mentores con dos miembros que entrenar. Nos fuimos a la ciudad. Dos niñas y dos niños. Nadie los llegó a conocer. Yo los maté. Maté a mi pareja también. Los dejé en la ciudad. Estábamos sin inscribir, así que éramos nadie. Volví a un clan, un clan mixto. Nadie supo lo que hice, lo guardé un secreto...
Sería ilegal... No me hicieron nada. No me pudieron hacer algo. Ya sabía escoger bien mis palabras. Ya sabía medir mis acciones. El mundo real era una maravilla. La ley suprema todavía no me aplicaba... Hola, mi nombre era Mónica y todavía no tenía 18 años. Esto, será parte de mi diario...
En sexto año también ataqué. Me aplaudían cuando me veían. Ese reconocimiento me alegraba los días, hasta que mis mentores se enteraron de mis acciones. ¡Fue horrible! ¡Me cambiaron de clan! ¿Lo peor de todo? Fue un cambio con amenazas. Tenía que cambiar mis actitudes para poder terminar mi misión. ¿Si no? La misión era terminarme a mí...
El día antes de irme me cambié. Me cambié el pelo, la piel, la cara y para cambiar correctamente, cambié mi personalidad. Lo hice por ellos, mis mentores. Lo que ellos no sabían era que yo iba de encubierta. ¡Un nuevo clan no significaba que cambiaría! Un nuevo clan significaría cambiar mi historia...
Llegué. Nadie me reconocía... Sabían de mi otra yo y de sus historias, pero no sabían que yo era esa otra: era perfecto. Era perfecto hasta que conocí a los integrantes del clan... ¡Horribles! El ambiente en que vivían era lo ideal para mí... ellos, no tanto. No ataqué, ni ese día ni ese año.
Iba un año desde el cambio de clan y todavía no había hecho nada. No había que hacer, mejor dicho, no podía hacer. Estaba bajo amenaza de mis mentores y de los jefes de todos los clanes; claro, desde antes del cambio. Todavía nadie se ha dado cuenta de quién yo era verdaderamente. Ese año tampoco ataqué. Se sentía tan raro... No ataqué, ¡y no tenía planes!
¡Llegó un miembro nuevo al clan! ¡Lo odio! Era de mi antiguo clan y él sabía que andaba de encubierta. ¡Lo odio! Dos años sin nadie saber nada y llega este idiota y le dice todo a todos. ¿Pueden creerlo? Arruinó mi vida y mi reputación. Nunca fui vista con los mismos ojos. Aunque, en el lado positivo, la “nueva miembro” del clan no era una broma, la “nueva miembro” del clan ahora era temida... Respetada, digamos respetada, me gusta más...
¡Tenía que hacer algo! No saben lo furiosa que estaba. ¿Qué hice? ¡No diré! Lo que sí diré es que en dos años maté a dos... Los maté. Les arranqué sus pobres y miserables corazones. No me arrepiento... Todavía guardo estos órganos. Uno, en una jarra congelada y el otro, en una caja. ¡Son mis tesoros! Después de dos años en silencio y dos de aventuras, necesitaba un pequeño recuerdo de mis ataques. Llamémosle: mis reliquias...
¡Mi último año en este clan! ¡Al fin! No saben lo feliz que estoy. Debo admitir, extraño mi clan original. Podría hasta decir que lo necesito. Necesito a mis seguidores y admiradores originales. Van seis años desde que no los veo ni me comunico con ellos. Claro, los clanes no se comunican, se pelean...
Mi último año en un clan y la noticia que me dieron no sabía si era para bien o para mal. Una de mis seguidoras se unía a este clan. ¿Por qué? En el último año que un miembro está en un clan no se deben permitir cambios. ¿Qué habría hecho? Y no fue lo que hizo, fue el porqué. ¡Me extrañaba! Quería cambiar en su último año para estar con su ídolo encubierta. ¡Mentiras! La estúpida me quería seguir los pasos. ¡Qué no me salga impostora!
Me propuse un proyecto grande para mi último año. Decir la verdad. Voy por buen camino. Le dije la verdad a la instructora novata y le dije la verdad a la instructora antigua. ¿Qué verdades? Las de ellas... Las que las instructoras necesitaban saber de ellas mismas... ¿El respeto que yo tenía? Aumentó... El último año como miembro de un clan me va: perfecto.
Y poco a poco se acerca el final. No sé qué tipo de final es... ¿Mi final? ¿El final de pertenecer a un clan? ¡No sé! Pero me alegra saber que seré independiente, que no necesitaré a nada ni a nadie... Me pasa algo que no me había pasado antes... Me siento rara, me siento débil, me siento necia... Se me ablandaba el corazón.
¿Sentimientos? ¡Mierda! Lo que sea menos sentimientos. Después de tanto tiempo de ser respetada y de ser la fuerte ¿qué voy a venir yo con sentimientos? ¿De qué sirve? La única vez que lloré fue cuando llegué a un clan por primera vez y fue porque olía, o mejor dicho apestaba, a sangre. Por eso no le temo a esta.
¡Casi me olvido! ¿Sabes cuál será mi regalo de despedida del clan? ¡Emparejamiento! ¿Sabes qué pienso sobre eso? ¡Estúpido! Tengo el reconocimiento de la miembro más infiel de un clan y me quieren de mentora. ¿Lógica? Nivel negativo cero. Le deseo éxito al que sea que me vayan a dar de compañero... ¡Suerte, amigo!
Ayer andaba de encubierta. Hoy vuelvo a ser yo. Me quité todo lo que me cambié. Todos los miembros del clan me vieron. ¿Sorprendidos? Eso fue poco. Muchos lloraron, de honor o de miedo, y me causó cierto placer... ver lágrimas. Abracé al que me abrazó y sonreí al que me sonrió. Al resto, les pagué con la misma moneda...
Ya pasó el tiempo y en estos instantes me revelarán mi futuro compañero con el cual tendré que ser mentor de algún menor. No sé si tener miedo o si estar contenta. Tengo unas ansias... ¡Podré ser la mala del clan, pero me tratan como la reina! ¿Sabes a quién me dan de pareja? ¡Al más deseado! ¡Qué pena que tenga que ser mío!
El no dudó en aceptar el emparejamiento. O sabía que iba a estar bien protegido o simplemente no le quedaba ningún remedio. Dejé que me mirara a los ojos por cinco segundos y luego, lo ataqué. Le entré a puños. Necesitaba saber si era hombre suficiente para andar conmigo. Sorprendida estoy. No se quejó. Era perfecto. Todo el mundo me miraba. Faltaba yo en aceptar o en negar a ese hombre. Dije que sí... por pena.
Nos mudamos al mundo real. Dos mentores con dos miembros que entrenar. Nos fuimos a la ciudad. Dos niñas y dos niños. Nadie los llegó a conocer. Yo los maté. Maté a mi pareja también. Los dejé en la ciudad. Estábamos sin inscribir, así que éramos nadie. Volví a un clan, un clan mixto. Nadie supo lo que hice, lo guardé un secreto...
Sería ilegal... No me hicieron nada. No me pudieron hacer algo. Ya sabía escoger bien mis palabras. Ya sabía medir mis acciones. El mundo real era una maravilla. La ley suprema todavía no me aplicaba... Hola, mi nombre era Mónica y todavía no tenía 18 años. Esto, será parte de mi diario...