Desde antes de entrar al edificio azul con detalles blancos, que, si se mira desde lejos, se pierde entre arbustos y se camuflajea con el cielo, se escucha la risa juguetona de unos niños que parecen estar compartiendo como cualquier otro grupo de infantes un viernes en la tarde, a la espera de que sus padres los busquen al cuido diurno.
Al entrar al edificio, el sonido de las risas de 18 niños se agudiza y llega a ensordecer; nadie se imaginaría que estos menores viven en un cuido diurno extendido, ya que no pueden ver a sus padres debido a que el Departamento de la Familia se los prohíbe.
“Ellos añoran a su papá, su mamá, su familia, aunque los maltraten; ellos no entienden eso, ellos lo que entienden es que tienen que estar con lo suyo”, indicó Sor Florencia Santos de Jesús, Madre Superiora del Hogar del Niño Ave María, sobre los niños maltratados que reciben en su hogar de emergencia para encargarse de su cuidado mientras los padres de estos niños se rehabilitan y mejoran el estilo y calidad de vida que le puedan brindar a sus hijos. Aunque el Departamento de la Familia coordina visita entre los padres y sus hijos, los padres no saben en dónde se encuentra su hijo, no pueden recibir información del niño, y por razones de seguridad del menor, no se le puede fotografiar para evitar que los padres intenten buscar y reclamar a sus hijos.
El programa de la Ley 177 del 2003, Ley para el Bienestar y la Protección Integral de la Niñez, bajo el Departamento de la Familia, le provee un hogar sustituto a los niños que no reciben la seguridad o el bienestar integral de sus padres o familiares en Puerto Rico. En una noticia del mes de febrero del periódico El Nuevo Día titulada “El boricua no presta su hogar para los menores maltratados”, Gloria Ruiz Kuilan expuso datos que muestran que alrededor de 5 998 niños en Puerto Rico son puestos bajo el cuidado de uno de los 1 100 hogares de crianza, tanto privados como públicos de Puerto Rico, anualmente. Entre esos niños maltratados, se encuentran los que son enviados por el Departamento de la Familia al Hogar el Niño Ave María, donde reciben un cuidado lleno de cariño de parte de las cuidadoras del hogar y de los voluntarios que visitan el establecimiento mensualmente.
El Hogar el Niño Ave María tiene un programa de apadrinaje, donde el padrino del menor tiene una labor especial: cuidar del niño fuera del hogar. Si el Departamento de la Familia los elige y certifica como personas que pueden participar del programa de apadrinaje, ellos pueden llevar a su “ahijado” a pasear los fines de semana. Sin embargo, al hogar ser transitorio o de emergencia no existe la posibilidad de que los padrinos adopten a sus ahijados.
Parecía como si hubieran más de diez niños correteando en la sala de juegos, pero tan solo se trataba de una película animada que tenían puesta mientras algunos de los niños ayudaban a tres de las 25 empleadas del hogar a decorar un árbol de Navidad. Las empleadas se encargan de la rutina diaria de los niños, que comienza a las seis de la mañana y termina a las siete de la noche. Sor Florencia comentó entre sonrisas que, aunque quiere expandir el hogar para recibir a más niños, 25 empleadas no son suficientes para atender a los niños que ya cuidan y mantener las facilidades al día. Por ello, el Hogar del Niño Ave María creó su programa de voluntarios y padrinos, donde las personas pueden visitar el hogar y ayudar a las cuidadoras con las labores diarias que se llevan a cabo en las facilidades, más atender y jugar con los niños.
Actualmente las hermanas de la Congregación Misioneras del Corazón de Jesús tienen bajo su cuidado a 18 infantes, desde recién nacidos hasta los tres años, algunos cuya estadía solo dura meses y otro quienes están años bajo su cuidado. Este año, el Hogar del Niño Ave María ha recibido y cuidado a más de 29 niños.
A pesar de que una vez que un niño cumple sus 4 años de edad el Departamento de la Familia determina a donde envía al menor, a Sor Florencia Santos de Jesús le da paz saber que, en su hogar, se educó, corrigió y ayudó a estos niños que necesitaban un calor familiar.
Al entrar al edificio, el sonido de las risas de 18 niños se agudiza y llega a ensordecer; nadie se imaginaría que estos menores viven en un cuido diurno extendido, ya que no pueden ver a sus padres debido a que el Departamento de la Familia se los prohíbe.
“Ellos añoran a su papá, su mamá, su familia, aunque los maltraten; ellos no entienden eso, ellos lo que entienden es que tienen que estar con lo suyo”, indicó Sor Florencia Santos de Jesús, Madre Superiora del Hogar del Niño Ave María, sobre los niños maltratados que reciben en su hogar de emergencia para encargarse de su cuidado mientras los padres de estos niños se rehabilitan y mejoran el estilo y calidad de vida que le puedan brindar a sus hijos. Aunque el Departamento de la Familia coordina visita entre los padres y sus hijos, los padres no saben en dónde se encuentra su hijo, no pueden recibir información del niño, y por razones de seguridad del menor, no se le puede fotografiar para evitar que los padres intenten buscar y reclamar a sus hijos.
El programa de la Ley 177 del 2003, Ley para el Bienestar y la Protección Integral de la Niñez, bajo el Departamento de la Familia, le provee un hogar sustituto a los niños que no reciben la seguridad o el bienestar integral de sus padres o familiares en Puerto Rico. En una noticia del mes de febrero del periódico El Nuevo Día titulada “El boricua no presta su hogar para los menores maltratados”, Gloria Ruiz Kuilan expuso datos que muestran que alrededor de 5 998 niños en Puerto Rico son puestos bajo el cuidado de uno de los 1 100 hogares de crianza, tanto privados como públicos de Puerto Rico, anualmente. Entre esos niños maltratados, se encuentran los que son enviados por el Departamento de la Familia al Hogar el Niño Ave María, donde reciben un cuidado lleno de cariño de parte de las cuidadoras del hogar y de los voluntarios que visitan el establecimiento mensualmente.
El Hogar el Niño Ave María tiene un programa de apadrinaje, donde el padrino del menor tiene una labor especial: cuidar del niño fuera del hogar. Si el Departamento de la Familia los elige y certifica como personas que pueden participar del programa de apadrinaje, ellos pueden llevar a su “ahijado” a pasear los fines de semana. Sin embargo, al hogar ser transitorio o de emergencia no existe la posibilidad de que los padrinos adopten a sus ahijados.
Parecía como si hubieran más de diez niños correteando en la sala de juegos, pero tan solo se trataba de una película animada que tenían puesta mientras algunos de los niños ayudaban a tres de las 25 empleadas del hogar a decorar un árbol de Navidad. Las empleadas se encargan de la rutina diaria de los niños, que comienza a las seis de la mañana y termina a las siete de la noche. Sor Florencia comentó entre sonrisas que, aunque quiere expandir el hogar para recibir a más niños, 25 empleadas no son suficientes para atender a los niños que ya cuidan y mantener las facilidades al día. Por ello, el Hogar del Niño Ave María creó su programa de voluntarios y padrinos, donde las personas pueden visitar el hogar y ayudar a las cuidadoras con las labores diarias que se llevan a cabo en las facilidades, más atender y jugar con los niños.
Actualmente las hermanas de la Congregación Misioneras del Corazón de Jesús tienen bajo su cuidado a 18 infantes, desde recién nacidos hasta los tres años, algunos cuya estadía solo dura meses y otro quienes están años bajo su cuidado. Este año, el Hogar del Niño Ave María ha recibido y cuidado a más de 29 niños.
A pesar de que una vez que un niño cumple sus 4 años de edad el Departamento de la Familia determina a donde envía al menor, a Sor Florencia Santos de Jesús le da paz saber que, en su hogar, se educó, corrigió y ayudó a estos niños que necesitaban un calor familiar.